Nacional
Michoacán lidera el apoyo histórico a los pueblos originarios con un convenio sin precedentes

En un giro que marcará un antes y un después en la historia de los pueblos originarios, los gobiernos federal y estatal han desplegado una nueva política que promete transformar el destino de estas comunidades. Con un presupuesto sin precedentes, el 10% del Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social (FAIS) ha sido destinado exclusivamente a impulsar el desarrollo político, económico y social de quienes han sido, por siglos, los guardianes de las raíces más profundas de México.
El momento cumbre llegó con la firma del primer convenio nacional, un pacto que resonó como un trueno en el corazón de Michoacán. En un acto cargado de simbolismo, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla y Adelfo Regino Montes, director del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), sellaron con sus firmas un acuerdo que promete llevar esperanza a 340 comunidades indígenas. Más de 450 millones de pesos fluirán directamente hacia obras públicas, un rayo de luz en medio de décadas de olvido.
Pero esto no es solo un acto administrativo; es una declaración de guerra contra la desigualdad. Ramírez Bedolla, con voz firme, aseguró que este convenio no solo es un paso hacia el progreso, sino un reconocimiento a la dignidad de los pueblos originarios. Por su parte, Regino Montes no dudó en destacar que Michoacán se ha convertido en el faro que ilumina el camino hacia la justicia social, siendo elegido como sede del Foro de las Comunidades Indígenas y Pueblos Afroamericanos.
El aire se llenó de promesas y expectativas, pero también de un misterio inquietante: ¿será este el inicio de una nueva era o solo un espejismo en el desierto de las buenas intenciones? El destino de miles de personas pende de un hilo, mientras el mundo observa con atención si este capítulo será recordado como el amanecer de un cambio verdadero o como otra página en el libro de las oportunidades perdidas.