Nacional
México abraza a sus migrantes con nuevos centros de atención

Ahí va, porque en este país no solo se abrazan los árboles, también a los migrantes. Claudia Sheinbaum, nuestra presidenta (sí, la que siempre tiene un plan y una frase inspiradora lista), anunció la instalación de tres centros de atención a migrantes en Tamaulipas. ¿El objetivo? Que nuestros paisanos y paisanas no se sientan como si hubieran caído en un episodio de *Narcos* cuando regresen al país.
La estrategia se llama *México te abraza*, que suena más a título de telenovela que a programa gubernamental, pero bueno, aquí estamos. La idea es que, si te deportan o decides volver por tu cuenta, no te encuentres con un “adiós, buena suerte” en la frontera. No, no. Aquí te recibimos con servicios de salud, documentación, alojamiento y hasta un abrazo virtual (o real, si el presupuesto lo permite).
Rosa Icela Rodríguez, la secretaria de Gobernación, detalló que estos centros no son solo para Tamaulipas. También habrá dos en Baja California y uno en Sonora, Chihuahua, Coahuila y Nuevo León. Básicamente, si eres migrante y regresas, hay un lugar para ti en el norte. Y no, no es un Airbnb, pero al menos no te dejarán en la calle.
Además, Sheinbaum no se quedó corta con las palabras: “Son héroes y heroínas de la patria”. O sea, si te deportan, no eres un fracasado, eres un héroe. ¿Quién lo diría? Y no solo eso, el gobierno promete apoyo legal, reintegración a la comunidad y, claro, un México en transformación. Porque, ¿qué sería de un discurso político sin un toque de esperanza y un par de frases grandilocuentes?
Por si fuera poco, Juan Ramón de la Fuente, el secretario de Relaciones Exteriores, recordó que México tiene la red consular más grande del mundo. 53 consulados en Estados Unidos, para ser exactos. ¿Qué hacen ahí? Pues asesorías legales, servicios digitales y construcción de alianzas comunitarias. O sea, si te deportan, al menos tendrás un abogado y un Wi-Fi decente.
En resumen: México está listo para recibirte con los brazos abiertos, un techo y un plan de reintegración. ¿Será suficiente? Eso ya depende de cómo se implemente, pero por lo menos suena mejor que un “suerte, nos vemos”.