Una tarde de susto en la farmacia de San Nicolás

Queridos míos, les voy a contar algo que pasó aquí cerquita, en San Nicolás, una tarde como cualquier otra, pero que terminó con un susto grande. Resulta que una señora, quizás apurada o nerviosa, confundió el pedal del freno con el acelerador de su camioneta. Y, ay, qué susto, porque terminó metiéndose de lleno en la Farmacia Guadalajara, justo en la esquina de las Avenidas Los Pinos y Las Torres.

Imagínense, queridos, el ruido del vidrio quebrando, la camioneta negra, una Hyundai Tucson, entrando casi hasta la mitad del local. Menos mal que no había nadie herido, gracias a Dios, pero sí hubo daños en la farmacia y en la mercancía. Qué cosa, ¿verdad? A veces, la vida nos da estos sustos para recordarnos que hay que manejar con calma, con atención, y siempre revisar bien lo que estamos haciendo.

Los policías y los de Tránsito llegaron rápido, y confirmaron que solo fueron daños materiales. Pero, miren, esto nos deja una lección: en la vida, como al manejar, hay que ir despacito, con cuidado, y siempre pensar antes de actuar. No hay prisa que valga más que la seguridad de uno y de los demás.

Así que, queridos, tomen su té o su cafecito, respiren hondo, y recuerden que la paciencia es una gran aliada. La vida es como un camino: a veces recto, a veces con curvas, pero siempre es mejor transitarlo con calma y con el corazón tranquilo.

Un abrazo fuerte, como siempre, de esta abuelita que los quiere mucho.