La historia de Gordita, una perrita que nos enseña sobre compasión y justicia

Queridos míos, hoy les quiero contar una historia que, aunque triste, nos deja grandes enseñanzas. Se trata de Gordita, una perrita de nueve años que, como muchos de esos animalitos que vemos en los mercados, se había ganado el cariño de los locatarios de Cuatlancingo, en Puebla. Era una visitante frecuente, siempre buscando un poco de comida o quizás solo un gesto amable. Pero, ay, la vida a veces nos da golpes duros, y Gordita no fue la excepción.

Hace unos días, esta dulce perrita apareció gravemente herida, víctima de un ataque cruel con machete. Imagínense, siete veces la hirieron. Pero, como siempre digo, en medio de la oscuridad, siempre hay luces de esperanza. Los locatarios, esos mismos que la veían pasar cada día, no dudaron en ayudarla. Llamaron a Bienestar Animal para que la atendieran, porque, aunque no pueda hablar, Gordita también merece amor y cuidado.

Ahora, la Fiscalía General del Estado está investigando quién pudo cometer tal acto de crueldad. Y es que, queridos, en Puebla, el maltrato animal no se toma a la ligera. Desde hace un tiempo, estas acciones pueden ser castigadas con hasta 15 años de cárcel. Es una lección importante: el respeto hacia los seres vivos, sin importar su tamaño o especie, es fundamental.

Pero más allá de la tristeza, esta historia nos invita a reflexionar. A veces, en la prisa del día a día, olvidamos mirar a nuestro alrededor, olvidamos ser compasivos. Gordita, con su mirada dulce y su paso tranquilo, nos recuerda que todos merecemos una segunda oportunidad, un gesto de bondad.

Así que, mientras tomamos nuestra bebida caliente en esta tarde tranquila, pensemos en cómo podemos ser mejores, en cómo podemos cuidar de aquellos que no tienen voz. Porque, al final, el amor y la compasión son lo único que realmente nos hace humanos. Y Gordita, desde su valentía, nos lo enseña con el corazón.