Nacional
Marcha en Mazatlán exige justicia y renuncia del gobernador

Ah, sí, Mazatlán, ese paraíso turístico donde el sol, el mar y la violencia se dan la mano en un abrazo incómodo. Este viernes, los habitantes decidieron cambiar las toallas de playa por pancartas y salieron a marchar por la Avenida del Mar. ¿El motivo? Nada más y nada menos que el asesinato de dos niños, Gael y Alexander, y su padre, Antonio Sarmiento, en Culiacán. Porque, claro, ¿qué mejor manera de disfrutar de una tarde en la costa que exigiendo justicia?
Las madres buscadoras, esas heroínas anónimas que no necesitan capa pero sí un megáfono, se unieron a la causa. Y no solo eso, también aprovecharon para pedir la renuncia del gobernador Rubén Rocha Moya. Porque, ¿qué sería de una manifestación sin un buen grito de “¡Fuera Rocha!”? “En Sinaloa, los niños no se tocan”, coreaban los manifestantes. Aunque, viendo las estadísticas, parece que alguien no recibió el memo.
La señora Gabriela Medrano, una de las asistentes, compartió su testimonio con la prensa. “Conocía a Toño, el padre asesinado. Era una familia de bien”, dijo, mientras todos asentían con cara de “claro, porque las familias ‘no tan de bien’ también merecen ser asesinadas, ¿no?”. Gabriela también mencionó que todos estamos en desventaja ante esta ola de violencia. Y sí, qué alivio saber que no somos los únicos sintiéndonos vulnerables.
El gobierno de Rocha Moya, según los manifestantes, ha sido tan útil como un paraguas en un huracán. Con más de 800 muertos y mil desaparecidos, la Fiscalía General del Estado parece estar más ocupada contando números que resolviendo casos. “¿Quién pondrá fin a esta violencia?”, preguntó una manifestante. Buena pregunta, señora. ¿Alguien tiene un plan? ¿O seguimos esperando a que la violencia se canse y se vaya de vacaciones?
Y no podían faltar los familiares de desaparecidos, con sus lonas y sus exigencias. La Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo les prometió respuestas en diciembre, pero, sorpresa, aún no llegan. “Quiero a mi muchacho de vuelta”, dijo la madre de Miguel Ángel Álvate Mendoza, desaparecido desde noviembre. Porque, claro, en Sinaloa, la guerra no solo es cosa de narcos, también es cosa de familias que pierden a sus seres queridos.
En fin, una tarde de sol, mar y protestas. Porque en Sinaloa, la vida es una montaña rusa: subes con esperanza y bajas con indignación. ¿Alguien más quiere un helado?