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Internacional

El regreso a Gaza entre escombros y un cese de fuego frágil

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Ah, sí, el regreso a casa. ¿Qué podría ser más reconfortante que volver a un lugar que ha sido reducido a escombros por una guerra que parece no tener fin? Decenas de miles de palestinos decidieron que, después de 15 meses de bloqueo, era hora de regresar a la zona más destruida de Gaza. Porque, claro, ¿qué mejor momento para volver que durante un cese de fuego tan frágil que podría romperse con un suspiro?

La escena era digna de una película posapocalíptica: multitudes caminando kilómetros cargadas con lo poco que les quedaba, algunos con bebés en brazos, otros empujando sillas de ruedas. Todo esto, bajo la atenta mirada de tanques israelíes en una colina cercana, porque nada dice “bienvenidos a casa” como un poco de vigilancia militar.

Yasmin Abu Amshah, madre de tres hijos, caminó 6 kilómetros para encontrar su hogar dañado pero “habitable”. ¿Habitable? Bueno, eso depende de tu definición de “habitable”. Pero, hey, al menos pudo ver a su hermana después de más de un año. “Fue un viaje largo, pero feliz”, dijo. Porque, claro, ¿quién no disfrutaría de una caminata bajo el sol con la incertidumbre de si tu casa sigue en pie?

Mientras tanto, Israel anunció que ocho de los rehenes que Hamás planeaba liberar estaban muertos. Porque, obviamente, en este conflicto, incluso las “buenas noticias” vienen con un asterisco. Las familias de los rehenes, que llevan meses esperando respuestas, ahora tienen que lidiar con la devastadora realidad de que sus seres queridos no volverán.

El cese de fuego, que supuestamente debería poner fin a la guerra más mortífera entre Israel y Hamás, parece más un tira y afloja diplomático que una solución real. Hamás dice que el regreso de los palestinos es una “victoria”, mientras que Israel insiste en que no permitirá un “regreso a la realidad del 7 de octubre”. Porque, claro, ambos bandos están más interesados en declarar victorias simbólicas que en resolver algo.

Y no olvidemos la disputa sobre el orden de liberación de los rehenes, que retrasó la apertura del cruce. Israel quería que una rehén civil fuera liberada antes que cuatro soldados, mientras que Hamás decidió que no. ¿El resultado? Un retraso de dos días y más tensiones en un proceso que ya era más frágil que un castillo de naipes en un huracán.

En resumen, el regreso a Gaza es una mezcla de alegría, dolor y absurdos. Alegría por volver a casa, dolor por lo que ya no está, y absurdos porque, en medio de todo esto, todavía hay gente que cree que esto se resolverá con un par de acuerdos y un apretón de manos. Pero, hey, al menos hay un cese de fuego… por ahora.

Regreso de palestinos a Gaza tras cese de fuego en medio de la destrucción

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