Reflexiones sobre la violencia en Sinaloa y la importancia de la unidad

Queridos míos, hoy les quiero compartir unas palabras que me han hecho reflexionar sobre lo que está pasando en Sinaloa. Ya saben, la vida nos enseña que hay momentos difíciles, como los que están viviendo nuestros hermanos sinaloenses, donde la violencia ha tocado puertas que nunca deberían abrirse. Pero, como siempre digo, en medio de la tormenta, es cuando más debemos unirnos y buscar la calma.

El gobernador Rubén Rocha, en medio de este dolor, ha pedido a la gente que no vean al gobierno como el enemigo, sino que juntos enfrenten a la verdadera adversidad: la delincuencia. Es como cuando en la familia hay un problema, no nos dividimos, sino que nos abrazamos más fuerte para salir adelante. Él ha reconocido el dolor de las familias que perdieron a sus seres queridos, como los pequeños Alexander y Gael, y su padre Antonio, en ese trágico suceso en Culiacán.

Las calles se han llenado de voces que piden paz y justicia, y eso, hijitos, es algo que no podemos ignorar. La gente tiene derecho a expresarse, a pedir un cambio, porque al final, como dice el dicho, “el pueblo pone y el pueblo quita”. Pero también es importante recordar que la solución no llega de la noche a la mañana. Se necesita paciencia, firmeza y, sobre todo, unidad.

El gobernador ha insistido en que el enemigo común no es el gobierno, sino aquellos que siembran el miedo y el dolor con sus acciones. Y tiene razón, porque la violencia no distingue entre buenos y malos, lastima a todos por igual. Por eso, es vital que las autoridades sigan trabajando, investigando cada caso, buscando justicia para quienes más lo necesitan.

Queridos míos, en momentos como estos, les pido que no pierdan la esperanza. La vida nos ha enseñado que, aunque el camino sea largo y difícil, siempre hay luz al final. Mantengamos la fe, apoyémonos unos a otros y recordemos que, juntos, podemos construir un futuro mejor. Como dice mi abuela: “La unión hace la fuerza, y con paciencia y amor, todo se puede superar”.

Así que, mientras tomamos un cafecito caliente en esta tarde tranquila, pensemos en cómo podemos aportar un granito de arena para que la paz llegue a Sinaloa y a todo nuestro querido México. Porque, al final, lo que más importa es cuidarnos los unos a los otros, con cariño y respeto.