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La triste realidad de Taxco y la lucha de una comunidad por la paz

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Queridos míos, hoy les quiero contar algo que me ha dejado el corazón apretado, como cuando uno ve a los jóvenes del pueblo perderse en caminos oscuros. En Taxco, Guerrero, una comunidad llamada Huixtac está viviendo días difíciles. Hace unos días, tres muchachos fueron arrebatados de sus hogares por hombres armados. Antonio, Emanuel y Jovany, sus nombres, que ahora son eco en las calles y en los corazones de sus familias.

Las autoridades, aunque han sido informadas, parecen moverse con lentitud, como si el tiempo no importara. Los familiares, desesperados, han recurrido a las redes sociales, pidiendo ayuda, buscando pistas, rogando por un milagro. Uno de ellos, Emanuel, conocido como “Dixi”, tiene un tatuaje de dragón en el brazo derecho. Pequeños detalles que las madres recuerdan con lágrimas en los ojos.

La gente del pueblo, cansada de tanto dolor, ha pedido a las autoridades que instalen una base de operaciones con el Ejército y la Guardia Nacional. Creen que así podrían recuperar algo de paz. También esperan que el Banco del Bienestar entre en funcionamiento, porque saben que donde hay presencia del gobierno, hay un poco más de seguridad.

Pero, ay, esto no es algo nuevo. Desde 2021, cuando la Familia Michoacana llegó a Taxco, la violencia ha crecido como una mala hierba. Desapariciones, extorsiones, asesinatos… y ahora, este secuestro que parece ser una estrategia para presionar a la comunidad. Dicen que quieren que se realice la feria de la Candelaria, un evento tradicional que el crimen quiere controlar para sacar provecho económico.

La gente de Huixtac, devota y llena de fe, ha decidido que este año no habrá feria. Solo una misa en honor a la Virgen de la Candelaria. Es su manera de resistir, de no ceder ante el miedo. Pero, ¿hasta cuándo podrán aguantar?

Les cuento también que el exalcalde de Taxco, Mario Figueroa, está prófugo. Se dice que durante su mandato permitió que este grupo delincuencial se apoderara de la región. Ahora, los pueblos de Huixtac, Temexcalapa, Taxco el Viejo y otros más viven bajo el yugo de la violencia.

Y aunque Carlos Maldonado, alias “El Pelón”, dirige estas operaciones desde las sombras, su padre, “El Rany”, está tras las rejas. Pero, como bien saben, el mal no siempre se va con una sola detención.

Queridos míos, les digo esto no para asustarlos, sino para recordarles que la vida es frágil y que debemos cuidarnos unos a otros. La paciencia y la unión son nuestras mejores armas. Y aunque los tiempos sean oscuros, siempre hay esperanza. Como esa misa que los habitantes de Huixtac celebrarán, un pequeño rayo de luz en medio de la tormenta.

Abracémonos fuerte, porque juntos somos más fuertes. Y no olviden rezar por esos jóvenes, por sus familias y por todos los que sufren en silencio. La vida nos enseña que, aunque el camino sea largo, siempre hay un amanecer esperándonos.

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