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Jalisco se prepara para recibir deportados con protocolos y albergues

Ah, Jalisco, el estado que no solo nos regala el tequila y los mariachis, sino que ahora también se pone la capa de superhéroe para recibir a los deportados. Sí, porque mientras el vecino del norte sigue con su retórica de “América primero”, aquí estamos, armando protocolos como si fuéramos los Avengers de la migración.
El gobierno de Jalisco, en un movimiento digno de un guión de Netflix, firmó un acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) para darle la bienvenida a quienes regresan de EE.UU. con más preguntas que respuestas. Andrea Blanco Calderón, la coordinadora de desarrollo social, básicamente dijo: “No se preocupen, tenemos un comité interinstitucional y todo, porque somos profesionales del caos”.
Y no es solo palabrería. En el Aeropuerto Internacional de Guadalajara habrá módulos de atención temporal para registrar a los migrantes y ver qué necesitan. ¿Hambre? Alimentación. ¿Salud? Atención médica. ¿Identidad? Registro Civil al rescate. Y si no tienen a dónde ir, hay albergues con 248 camas (y espacio para más, porque aquí no nos quedamos cortos).
Pero no crean que esto es solo un “vengan y descansen”. También hay planes para reintegrarlos laboralmente. Cindy Blanco Ochoa, la secretaria de Desarrollo Económico, mencionó que hay 70 mil puestos vacantes. O sea, si sabes hacer algo útil, Jalisco te quiere. Y si no, bueno, siempre puedes aprender.
El gobernador Pablo Lemus, con esa serenidad que solo da el saber que tienes un plan B, C y D, explicó que esto no es algo improvisado. “Lo vimos venir desde la campaña de Trump”, dijo, como si fuera el profeta de las deportaciones. Y aunque no saben cuándo o cómo actuará el gobierno estadounidense, Jalisco está listo para lo que sea.
Además, hay dos Casas Jalisco en Los Ángeles y Chicago que están ampliando horarios para agilizar trámites. Y si eso no fuera suficiente, hay tres albergues (con capacidad para siete) listos para recibir a jaliscienses y migrantes de otros estados y países. Todo esto, claro, con un enfoque de derechos humanos y colaboración con la ONU.
En resumen, Jalisco está haciendo más por los deportados que muchos países por sus propios ciudadanos. Y aunque la situación es complicada, al menos aquí hay tequila, mariachis y un plan. ¿Qué más se puede pedir?