Nacional
Marcelo Ebrard asegura que nadie se va de México, pero ¿y los aranceles?

Ah, sí, amigos, porque en el mundo de las declaraciones políticas y las promesas económicas, todo es tan claro como el agua de un charco después de la lluvia. Marcelo Ebrard, nuestro querido Secretario de Economía, salió a decir que nadie se va a ir de México. ¡Qué alivio! Porque, claro, ¿quién querría abandonar un país donde las plantas más productivas de General Motors están tan felices como un cactus en el desierto?
Ebrard, con esa confianza que solo da haber estado en Detroit (sí, esa ciudad que parece sacada de una película postapocalíptica), nos asegura que GM no tiene planes de mudarse a Estados Unidos. ¿Por qué? Porque, según él, las plantas más productivas ya están aquí. ¿Y qué hacen con las de Estados Unidos? Ah, bueno, las van a “aprovechar”. Vaya, qué generosos.
Pero no se preocupen, porque el T-MEC está más vivo que nunca. Según Ebrard, el mismísimo Donald Trump (sí, ese que parece tener una relación amor-odio con México) ya ordenó revisar el tratado. ¡Qué detalle! Aunque, claro, si no le interesara, no lo habría puesto en su orden ejecutiva. ¿O tal vez solo quería darle algo que hacer a su equipo? Quién sabe.
Y luego está el tema del acero. Ah, el acero. Ese material que parece ser la piedra angular de todas las discusiones comerciales entre México y Estados Unidos. Ebrard, con esa lógica aplastante que lo caracteriza, nos dice: “Somos el 2% del mercado, y el acero estadounidense es el 14%. Entonces, ¿qué ganamos poniéndonos aranceles?” Pues, querido Marcelo, tal vez ganamos un dolor de cabeza y un montón de reuniones interminables.
Pero no todo es acero y aranceles. También está la industria automotriz y aeroespacial, que sufren cada vez que México y Estados Unidos se ponen a discutir como dos niños en el patio de recreo. Larry Rubin, de la American Society, nos dice que el comercio bilateral alcanzará el trillón de dólares. ¡Un trillón! Eso es mucho dinero, aunque, sinceramente, no estoy seguro de cuántos ceros tiene un trillón.
En fin, el próximo 1 de abril será clave. ¿Por qué? Porque ese día se presentarán los resultados de las consultas y revisiones ordenadas por Trump. Y, ojo, no es broma de abril, aunque a veces todo esto parece una gran comedia. Así que, amigos, prepárense para más declaraciones, más aranceles y, sobre todo, más sarcasmo. Porque, al final, ¿qué sería de la política sin un poco de humor?