Internacional
Reflexiones sobre el Título IX y la importancia de proteger a todos los estudiantes

Queridos míos, siéntense un momento y déjenme contarles algo que me ha hecho reflexionar en estos días. Verán, en el mundo de la educación, hay una ley muy importante llamada Título IX, que desde 1972 protege a los estudiantes de la discriminación por su sexo. Es como una manta que cubre a todos, asegurándose de que nadie se sienta excluido o maltratado. Pero, como todo en la vida, esta ley ha tenido sus altibajos, y hoy quiero compartirles algunas de estas reflexiones con calma y cariño.
Hace unos años, durante el gobierno del presidente Trump, la secretaria de Educación, Betsy DeVos, estableció unas reglas para que las escuelas y universidades manejaran las quejas de conducta sexual indebida. Estas reglas, aunque bien intencionadas, pedían audiencias en vivo y daban más protecciones a los estudiantes acusados. Algunos dijeron que era justo, otros que no tanto. Pero, como siempre, la vida sigue su curso, y ahora parece que las escuelas deben volver a esas reglas después de que un juez federal anulara las nuevas que había propuesto el gobierno de Biden.
El gobierno de Biden había intentado ampliar el Título IX para proteger también a los estudiantes LGBTQ+, algo que muchos vieron como un paso adelante. Pero, ay, la vida no es tan sencilla, ¿verdad? Un juez en Kentucky dijo que esas nuevas reglas iban demasiado lejos y que no respetaban los derechos de todos. Y así, volvemos a las reglas de 2020, como si el tiempo diera vueltas en círculos.
Lo que más me preocupa, queridos míos, es cómo todo esto afecta a los jóvenes. Por un lado, hay quienes dicen que las reglas de DeVos protegen a los acusados de ser castigados injustamente. Por otro, están los grupos que defienden a las víctimas, quienes sienten que estas reglas las retraumatizan y las disuaden de denunciar. Es como ver a dos niños peleando por un juguete, y uno se queda sin nada.
Pero, ¿saben qué? En medio de todo este lío, lo importante es recordar que la educación debe ser un lugar seguro para todos. Un lugar donde los jóvenes puedan crecer, aprender y sentirse protegidos. No importa si las reglas vienen de un lado u otro, lo que cuenta es que siempre busquemos el equilibrio, la justicia y, sobre todo, el respeto.
Así que, mientras tomamos nuestra bebida caliente y miramos el atardecer, pensemos en cómo podemos contribuir a un mundo donde todos, sin excepción, tengan la oportunidad de sentirse seguros y valorados. Porque, al final del día, eso es lo que realmente importa.
Con cariño,
La abuelita sabia.