Nacional
Reflexiones sobre la ética y el respeto en la vida pública

Queridos míos, hoy les quiero compartir una historia que me hizo reflexionar sobre la importancia de nuestras acciones, especialmente cuando ocupamos un lugar en la vida pública. Resulta que, en Guanajuato, una diputada morenista, María Eugenia García Olivares, pidió la destitución de su homóloga panista, Susana Bermúdez, de la presidencia de la Comisión para la Igualdad de Género. ¿La razón? La señora Bermúdez dio un “me gusta” a una publicación del expresidente Donald Trump, donde él reconocía solo dos géneros: hombre y mujer.
Ay, hijos, qué delicado es este tema. La diputada García Olivares expresó su preocupación porque, al apoyar esa postura, se corre el riesgo de que las personas que no se identifican como hombre o mujer sean discriminadas o maltratadas, y vean reducidas sus oportunidades de desarrollo. Y es que, como les digo siempre, las palabras y los gestos tienen un peso enorme, sobre todo cuando vienen de quienes tienen responsabilidades públicas.
En su intervención, la diputada recordó algo que nunca debemos olvidar: los legisladores son funcionarios públicos que deben actuar con honestidad y siempre pensando en el bien común. Su vida privada y pública están entrelazadas, y cada acción que toman es observada y valorada por la ciudadanía. Por eso, es fundamental que guarden el debido respeto y compostura, como lo establece la Ley Orgánica.
Les cuento esto no para alarmarlos, sino para que reflexionemos juntos. La vida pública es como un espejo: refleja lo que somos y lo que valoramos. Y en estos tiempos, donde las redes sociales amplifican cada gesto, es más importante que nunca actuar con prudencia y empatía. No se trata de juzgar, sino de aprender y crecer, de construir un mundo donde todos tengamos cabida, sin importar quiénes somos o cómo nos identificamos.
Así que, queridos míos, les dejo esta reflexión con cariño: en la vida, como en la política, lo que hacemos y decimos deja huella. Procuremos que sea una huella de respeto, de inclusión y de amor al prójimo. Porque, al final del día, eso es lo que realmente importa.