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Tecnología

La batalla de las escuelas contra los celulares y sus efectos

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Ah, la Unesco, esa organización que siempre está ahí para recordarnos que, aunque la tecnología avanza a pasos agigantados, nosotros seguimos siendo unos simples mortales incapaces de resistir la tentación de revisar una notificación. En su último informe, presentado el 23 de enero (porque, claro, enero es el mes perfecto para hablar de educación, justo después de las vacaciones), la Unesco nos informa que 19 sistemas educativos más se han unido al club de los “prohibicionistas de celulares”. Sí, ya son 79 los que han decidido que los smartphones son el enemigo público número uno en las aulas.

¿Y por qué tanto escándalo? Pues, según la Unesco, los niños y adolescentes que usan celulares tienen un procesamiento de información menos eficiente. Vamos, que su cerebro se convierte en algo parecido a un ordenador con 50 pestañas abiertas y ninguna funcionando bien. Además, se ha demostrado que, tras una notificación, los estudiantes tardan hasta 20 minutos en volver a concentrarse. ¡20 minutos! Eso es más tiempo del que yo tardo en decidir qué serie ver en Netflix.

Pero no todo es malo, porque en algunos lugares, como Zhengzhou (China), ya piden consentimiento escrito de los padres para usar los celulares en clase. ¿Consentimiento escrito? ¿Acaso estamos hablando de una cirugía a corazón abierto o de un niño que quiere revisar su Instagram? Y no se quedan atrás las comunidades autónomas de España, como Vasco, La Rioja y Navarra, que han adoptado medidas similares. Incluso en Estados Unidos, estados como Florida, California, Louisiana y Ohio (sí, Ohio también existe) se han sumado a la causa.

Ah, y no olvidemos a Dinamarca y Francia, que han prohibido Google Workspace en las escuelas. ¿Por qué? Porque, al parecer, Google sabe demasiado sobre nosotros. Y algunos estados de Alemania han hecho lo mismo con los productos de Microsoft. ¿Será que Bill Gates también está conspirando para robar los datos de los niños?

Pero, ¿qué consecuencias tiene todo esto? Bueno, según la Unesco, las prohibiciones varían según el nivel educativo. Algunos países, como Israel, se centran en los jardines de infancia, mientras que Turkmenistán ha decidido que ni los adolescentes se salvan. Y no es para menos, porque el uso de celulares en las escuelas no solo distrae, sino que también plantea problemas de privacidad. Durante la pandemia, el riesgo de que los niños sufrieran violaciones a su privacidad aumentó. Vamos, que mientras los padres intentaban teletrabajar, los pequeños estaban expuestos a todo tipo de peligros en línea.

Y por si fuera poco, las tecnologías y el internet también exacerban los estereotipos de género negativos, afectando el bienestar y la autoestima de las niñas. Y, en el peor de los casos, aparece el ciberbullying. Porque, claro, si ya de por sí el bullying en el patio era un problema, ahora también lo tenemos en formato digital.

En resumen, aunque los celulares pueden ser una herramienta útil, su uso en las escuelas implica riesgos que no podemos ignorar. Así que, mientras la Unesco sigue monitoreando la situación, nosotros seguiremos preguntándonos: ¿realmente necesitamos que los niños lleven un miniordenador en el bolsillo? O, mejor dicho, ¿realmente podemos evitar que lo hagan?

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