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Internacional

Rusia y Ucrania se acusan mutuamente en un nuevo capítulo de caos bélico

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Ah, sí, otro día más en el *thriller* geopolítico que nadie pidió pero todos estamos viendo. Rusia y Ucrania, esos dos vecinos que no pueden dejar de tirarse la pelota de la culpa, están otra vez en las noticias. Esta vez, el escenario es un internado en Sudzha, una ciudad en la región rusa de Kursk que lleva cinco meses bajo control ucraniano. ¿El motivo? Un ataque mortal que dejó cuatro muertos y cuatro heridos graves. Y, como en cualquier drama de Netflix, ambos bandos se acusan mutuamente. Ucrania dice que Rusia bombardeó el lugar, mientras que Rusia asegura que fueron los ucranianos los que lanzaron misiles desde Sumy. ¿Quién tiene razón? Ni idea, pero el caos está servido.

Mientras tanto, en Poltava, otro ataque con misiles rusos dejó 14 muertos, incluyendo dos niños. Sí, niños. Porque, claro, ¿qué sería de una guerra sin víctimas inocentes? Diecisiete personas más resultaron heridas en un edificio de cinco pisos que ahora parece más un set de película postapocalíptica que un hogar.

Y no podía faltar la tecnología en este desastre. Rusia envió 55 drones a Ucrania durante la noche, porque, ¿para qué usar palomas mensajeras cuando puedes tener drones? Cuarenta de ellos fueron destruidos, otros 13 se “perdieron” (probablemente confundidos por interferencias electrónicas, o tal vez se fueron de fiesta). En Járkiv, dos personas resultaron heridas por otro ataque con drones, porque, obvio, los drones son el nuevo *must-have* en esta guerra.

Del otro lado, Rusia dice que derribó cinco drones ucranianos en cinco regiones diferentes. Tres en Kursk, uno en Belgorod y otro en Bryansk. Y, como si fuera poco, un hombre murió en un ataque con drones en Belgorod. ¿Conclusión? Los drones son los nuevos protagonistas de esta guerra, y nadie está seguro de nada, excepto de que todo esto es un desastre.

En resumen: Rusia y Ucrania siguen en su eterno juego de “yo no fui”, mientras la gente sufre, los drones vuelan y el mundo mira con cara de “¿en qué momento todo se fue al carajo?”. Y tú, ¿de qué lado estás? (Spoiler: da igual, porque al final todos perdemos).