Nacional
El oscuro entramado de contratos millonarios del PAN con empresas fachada

Un escándalo que sacude los cimientos de la política mexicana
En las sombras de la política del Estado de México, un entramado de corrupción se tejió con hilos de plata y engaños. Entre 2015 y 2023, el PAN otorgó más de 270 contratos a tres redes de empresas que, bajo la apariencia de legitimidad, ocultaban un secreto oscuro: eran empresas fachada. Estas compañías, con domicilios inexistentes o imposibles de localizar, recibieron la friolera de 73.3 millones de pesos, dinero que parece haberse esfumado en el aire como un susurro de traición.
La primera red, compuesta por al menos 15 empresas, recibió 165 contratos por un total de 39.8 millones de pesos. Todas compartían nombres de administradores, accionistas y representantes legales, y fueron constituidas ante el mismo notario público: Manuel Carmona Gándara, hermano del ex Fiscal de Morelos. Nueve de estas empresas ya habían sido señaladas por Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) como parte de una red que recibió 71.4 millones de pesos del Gobierno de Huixquilucan. ¿Coincidencia? Difícilmente.
“La dirección fiscal de estas empresas era un edificio de tres pisos en Cuernavaca, pero no había rastro de ellas. Nada. Solo silencio y sombras.”
La segunda red: un misterio sin resolver
La segunda red, conformada por cinco empresas, recibió 60 contratos por 24.9 millones de pesos. Publicity Bark y Servicios Industriales Tuller, constituidas el mismo día, compartían representante legal: Isaías Mejía Talamantes. Sin embargo, al buscar sus domicilios fiscales, solo se encontró un vacío. ¿Dónde estaban? ¿Quién las controlaba? Las preguntas se acumulan, pero las respuestas brillan por su ausencia.
La tercera red, compuesta por siete compañías, recibió 49 contratos por 8.6 millones de pesos. Todas tenían un administrador único: Alejandro Méndez Rueda. Plotter Diseño e Imagen, la más beneficiada, recibió 3.4 millones de pesos por servicios que van desde la impresión de revistas hasta la producción de eventos. Sin embargo, su domicilio fiscal en Iztapalapa resultó ser un simple almacén. ¿Era esto un negocio legítimo o una farsa cuidadosamente orquestada?
“Cada contrato, cada peso, cada firma, parece ser parte de un juego macabro en el que el dinero público desaparece sin dejar rastro.”
Este escándalo no es solo una mancha en la historia del PAN; es un recordatorio de que, en las altas esferas del poder, la corrupción puede ser tan invisible como letal. Y mientras las investigaciones avanzan, una pregunta resuena en el aire: ¿cuántos secretos más están esperando ser revelados?