Internacional
Actor infantil fallece en incendio mientras bomberos luchaban sin agua

Ah, sí, porque ¿qué mejor escenario para una tragedia que un incendio en Malibú, donde los bomberos, en un giro cómico digno de una mala película, no tenían agua? Rory Callum Sykes, el actor infantil que brilló en los 90, murió en una cabaña familiar devorada por las llamas. Su madre, Shelley, autora de libros y, aparentemente, de declaraciones desgarradoras, compartió la noticia en redes sociales con un tono que mezclaba dolor y desesperación. “Con gran tristeza tengo que anunciar la muerte de mi precioso hijo”, dijo, como si alguien pudiera leer eso y pensar: “Ah, qué alegre noticia”.
Shelley, con un brazo roto (porque, claro, ¿por qué no añadir un poco más de drama?), intentó salvar a su hijo, pero los servicios de emergencia estaban tan disponibles como un unicornio en una reunión de vecinos. “Me dijo ‘Mamá, déjame'”, relató, y uno se pregunta si Rory estaba siendo valiente o simplemente resignado a su destino. Los bomberos, heroicamente, llegaron sin agua, porque el Distrito Municipal de Agua de Las Vírgenes decidió que era un buen momento para cortar el suministro. ¿Qué mejor momento, verdad?
La cabaña, decorada con los últimos dispositivos de Apple (porque, obvio, Rory era un fanático de la manzana mordida), quedó reducida a cenizas. Shelley, en un comunicado en la plataforma X, mencionó que Rory sería extrañado por su mamá, sus mascotas (pavos reales, porque ¿por qué no?) y sus fans alrededor del mundo. Ah, y también por Edgee y Mickie, los pavos reales, que seguramente están llorando en su idioma pavo-real.
Rory, quien nació ciego y padecía parálisis cerebral, fue descrito como un hombre valiente que enfrentó numerosas operaciones y dificultades para caminar. A pesar de todo, estaba “entusiasmado por viajar por el mundo”, desde África hasta la Antártida, porque, claro, ¿qué mejor lugar para alguien con problemas de movilidad que el continente más frío e inhóspito del planeta?
En fin, una tragedia absurda en un mundo donde los bomberos luchan sin agua, las cabañas se queman hasta los cimientos, y los pavos reales lloran la pérdida de su dueño. ¿Qué más se puede decir? Bueno, quizás que la vida es una comedia trágica, y esta historia es el mejor ejemplo.
