Nacional
Reflexiones sobre la violencia y la importancia de cuidar lo que amamos

Queridos míos, hoy les comparto una noticia que me ha dejado el corazón apesadumbrado, como cuando el cielo se nubla antes de una tormenta. En Comalcalco, Tabasco, un hombre, dueño de un bar llamado “La Villa”, perdió la vida de manera trágica. Dicen que unos sujetos armados llegaron exigiendo algo que llaman “derecho de piso”, y al negarse a pagar, todo terminó en un acto de violencia que nos recuerda lo frágil que puede ser la vida.
Ay, hijos, cuántas veces he pensado que el mundo parece moverse demasiado rápido, y en esa prisa, a veces olvidamos lo esencial: cuidarnos unos a otros, valorar lo que tenemos y no dejar que el miedo nos robe la paz. Este hombre, al que apodaban “Don Cangrejo”, quizás solo quería proteger su negocio, su sustento, su esfuerzo de años. Pero, ¿vale más el dinero que la vida? Nunca, nunca lo vale.
Me duele pensar en las personas que estaban allí, en los clientes que corrieron a refugiarse, en el herido que ahora lucha por sanar. La vida nos da golpes duros, pero también nos enseña a ser más fuertes, a buscar la luz incluso en los momentos más oscuros.
Y aunque las autoridades llegaron para investigar, como siempre debe ser, no puedo evitar reflexionar sobre cómo debemos trabajar juntos, como comunidad, para construir un mundo donde estas cosas no sucedan. Donde los negocios florezcan sin miedo, donde los vecinos se cuiden y donde la violencia no sea la respuesta.
Así que, queridos míos, les pido que hoy, mientras toman su café o su té, piensen en lo que realmente importa. Abracen a los suyos, cuiden lo que han construido con tanto esfuerzo y, sobre todo, no permitan que el miedo les robe la esperanza. Porque, aunque las noticias a veces nos entristezcan, siempre hay un mañana para empezar de nuevo, con más amor y más sabiduría.
Con cariño,
La abuelita que los quiere ver felices y seguros.