Anna Wintour recibe medalla real por revolucionar el mundo de la moda

Ah, sí, el martes 4 de febrero, en el majestuoso palacio de Buckingham (porque, claro, ¿dónde más?), la icónica Anna Wintour, la mujer que probablemente decide qué es “in” y qué es “out” antes de que tú termines de desayunar, recibió una medalla de la Orden de los Compañeros de Honor. ¿De quién? Nada más y nada menos que del mismísimo rey Carlos III. Porque, obviamente, si alguien va a entregar un premio por contribuciones a la moda, tiene que ser un hombre que probablemente no ha usado nada más emocionante que un traje de tweed en los últimos 50 años.

Wintour, quien lleva siendo la editora en jefe de Vogue desde 1988 (sí, el mismo año en que tú probablemente estabas aprendiendo a atarte los zapatos), fue honrada por sus “servicios a la moda”. ¿Servicios? Más bien, servicios divinos. Esta mujer no solo dirige Vogue, sino que también es la asesora global de lo que algunos llaman la “biblia de la moda”. Sí, porque si la moda tuviera un dios, probablemente sería ella, con sus gafas de sol como corona y su mirada que podría congelar a cualquiera en su lugar.

La Orden de los Compañeros de Honor, establecida en 1917 por el rey Jorge V (porque, aparentemente, los reyes tienen mucho tiempo libre para crear órdenes y medallas), solo puede tener 65 miembros en vida. Y, oh sorpresa, Wintour es una de ellos. ¿Qué más podrías esperar de alguien que ha sido nombrada Dama Comendadora de la Orden del Imperio Británico por la reina Isabel II en 2017? Sí, la misma reina que probablemente nunca usó un par de jeans en su vida.

Y, por supuesto, no podemos olvidar mencionar que Wintour asistió a la ceremonia vistiendo Alexander McQueen (porque, ¿qué otra cosa usarías para recibir una medalla real?) y, atención, ¡sin sus legendarias gafas de sol! ¿Será que finalmente decidió que incluso los reyes merecen ver sus ojos? O tal vez solo quería asegurarse de que Carlos III no la confundiera con una estrella de rock.

En fin, felicidades, Dame Anna Wintour. Porque, al final del día, ¿quién más podría hacer que la moda parezca tan importante como para merecer una medalla real?