DeepSeek y sus “alucinaciones” de datos: ¿innovación o caos controlado?

Ah, DeepSeek, la joya de la corona de la inteligencia artificial china. ¿Qué podría salir mal cuando una startup decide jugar a ser Dios con los datos? Pues, según los expertos, casi todo. Resulta que esta IA, además de ser más misteriosa que el final de una película de Christopher Nolan, tiene un pequeño problema con los sesgos. Sí, esos molestos detalles que hacen que la información que te da sea tan confiable como un horóscopo escrito por un gato.

Robert Calva, de Red Hat, nos ilumina con su sabiduría: “¡Cuidado con las alucinaciones de la IA!”. ¿Alucinaciones? Sí, porque aparentemente DeepSeek tiene la costumbre de inventarse cosas, como si fuera un estudiante universitario escribiendo un ensayo a las 3 de la mañana. Y no, no estamos hablando de datos divertidos, sino de información incorrecta que podría hacerte tomar decisiones tan acertadas como usar un paraguas de papel en un huracán.

Pero espera, hay más. DeepSeek opera con código abierto, lo que suena genial hasta que te das cuenta de que cualquiera puede modificar y distribuir el software. ¿Qué podría salir mal? Bueno, según Calva, todo. Imagina un mundo donde los datos son como un buffet libre: todos pueden servirse, pero nadie sabe quién cocinó el pollo. ¿Delicioso o peligroso? Tú decides.

Guillermo Varela, de GCG, añade su granito de arena: “DeepSeek tiene un sesgo informativo porque, oh sorpresa, el gobierno chino controla lo que se dice y lo que no”. Vamos, ¿quién lo hubiera imaginado? Una IA que filtra y censura información en un país conocido por su amor a la libertad de expresión. Qué novedad.

Y luego está el tema de la privacidad. DeepSeek promete no almacenar tus datos, pero, ¿realmente confiarías en una plataforma que aún está en pañales? Es como dejarle las llaves de tu casa a un adolescente que acaba de aprender a conducir.

En resumen, DeepSeek es como ese amigo que siempre tiene una excusa para todo: promete transparencia pero opera en la sombra, dice que no almacena datos pero nadie está seguro, y encima tiene un sesgo político que haría sonrojar a un político de carrera. ¿Innovación o caos controlado? Tú decides, pero no digas que no te avisamos.