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Deportados encuentran empleo en seguridad privada, pero no todo es color de rosa

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Ah, sí, el sueño americano se desvanece y, como en un giro irónico del destino, los mexicanos deportados de Estados Unidos ahora tienen la oportunidad de… ¡trabajar en seguridad privada en México! ¿Quién lo hubiera pensado? Daniel Espinosa Ávila, presidente de la Asociación Mexicana de Empresas de Seguridad Privada (AMESP), asegura que el sector podría abrir hasta 100 mil plazas para estos compatriotas. ¿Plazas? Sí, porque nada dice “bienvenido a casa” como un chaleco reflectante y un silbato.

Entre las opciones laborales están guardias, vigilantes de aeropuertos, entrevistadores bilingües (porque, claro, el inglés no se olvida tan fácil), operadores de call center para emergencias, choferes ejecutivos y escoltas. ¿Escoltas? Imagínense: de cruzar la frontera ilegalmente a proteger a los ricos y famosos. ¡Qué ascenso social!

Espinosa menciona que esto no es nuevo. Ya lo hicieron durante la era de Trump, cuando firmaron un convenio con la Secretaría de Gobernación. ¿El resultado? Algunos deportados encontraron trabajo, pero la rotación es alta. ¿La razón? Pues, resulta que muchos prefieren manejar para Uber o Didi, donde pueden trabajar “a su ritmo”. Vaya, quién lo diría: la libertad de horario le gana a patrullar estacionamientos.

Pero no todo es miel sobre hojuelas. El sector de seguridad privada enfrenta sus propios desafíos. Con la reducción de jornadas laborales, los costos podrían aumentar entre un 35 y 40 por ciento. ¿Turnos de 24 horas? Olvídenlo. Ahora son de 11 horas, lo que triplica la necesidad de personal. Y, como nadie tiene presupuesto para pagar un 40 por ciento más, las empresas proponen un “esquema híbrido”: menos humanos, más cámaras y alarmas. ¿El futuro? Robots vigilantes. ¿El presente? Un caos calculado.

En resumen, si eres un mexicano deportado y buscas trabajo, la seguridad privada te espera con los brazos abiertos… y un chaleco reflectante. Pero no te emociones demasiado: el salario no será de ensueño, y la competencia con las apps de transporte es feroz. ¡Bienvenido al México real!