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El cometa G3 Atlas ilumina el cielo tras 160 mil años de ausencia

Ah, sí, el universo nos regala otro de sus espectáculos cósmicos, porque, claro, ¿qué sería de nuestras vidas sin un cometa que aparece cada 160 mil años? El cometa C/2024 G3, también conocido como Atlas (porque, obviamente, necesita un nombre épico para justificar su existencia), está a punto de hacer su gran entrada. Descubierto en abril de 2024, este cometa no periódico (léase: “no vuelve a menudo, así que no te lo pierdas”) se acerca al Sol en un recorrido que promete convertirlo en uno de los más brillantes de la última década. ¿Brillante? Sí, tanto como esa ex que juraste olvidar pero que sigue apareciendo en tus sueños.
El 13 de enero de 2025, el G3 Atlas alcanzará su perihelo, que es como decir “el momento en que se acerca tanto al Sol que casi se quema las cejas”. A solo 13.5 millones de kilómetros de nuestra estrella favorita (una distancia menor que la que separa a Mercurio de la Tierra, por si alguien estaba tomando notas), este cometa alcanzará un brillo estimado de -4.5, similar al de Venus. O sea, será tan visible como esa mancha en tu camisa blanca que no notaste hasta que llegaste a la reunión importante.
El hemisferio sur tendrá el privilegio de disfrutar de este espectáculo, especialmente en la semana posterior al perihelo. ¿Y el hemisferio norte? Bueno, ahí la visibilidad será más limitada, porque, claro, el universo también tiene sus favoritos. Para los afortunados del sur, se recomienda buscar un lugar alejado de la contaminación lumínica (léase: “sal de la ciudad, por favor”) y observar el cometa poco después del atardecer o antes del amanecer. Ah, y no olvides llevar un telescopio o, al menos, unos binoculares decentes. A menos que quieras confundir el cometa con una luciérnaga borracha.
Pero no todo es miel sobre hojuelas. El G3 Atlas pertenece al grupo de cometas “grazadores solares”, que básicamente son esos valientes que se acercan tanto al Sol que podrían desintegrarse en cualquier momento. Sí, este cometa está jugando a la ruleta rusa cósmica. Aunque los expertos sugieren que su magnitud absoluta de 6.8 le da posibilidades de sobrevivir, no hay garantías. Así que, si logra resistir, podremos verlo nuevamente entre finales de enero y mediados de febrero de 2025. Si no, bueno, al menos tendremos una buena historia para contar.
Descubierto por el sistema de telescopios ATLAS en Chile (porque, claro, Chile tiene los mejores cielos para estas cosas), el G3 Atlas ha sido monitoreado minuciosamente desde su detección. Este sistema, diseñado para identificar objetos celestes que podrían impactar la Tierra (sí, como en las películas), ha permitido detallar su órbita y composición. A medida que se acerca al Sol, el cometa experimenta una sublimación de los materiales volátiles en su núcleo, generando su característica cola brillante que se extiende por millones de kilómetros. O sea, es como si el cometa estuviera dejando un rastro de purpurina cósmica.
Su trayectoria, estimada en 160 mil años, nos recuerda lo insignificantes que somos en el gran esquema del cosmos. Pero, hey, al menos tenemos filtros solares certificados y aplicaciones como StarWalk para no perdernos el espectáculo. Así que, si quieres ver este fenómeno, asegúrate de seguir los consejos de los expertos y no intentes mirar directamente al Sol sin protección. A menos que quieras que tu próxima selfie sea con un parche en el ojo.
En resumen, el G3 Atlas es un recordatorio de que el universo es vasto, impredecible y, a veces, increíblemente brillante. Así que prepárate, busca un buen lugar para observarlo y cruza los dedos para que no se desintegre antes de que puedas tomar esa foto para Instagram. Porque, seamos honestos, ¿de qué sirve un cometa si no puedes presumirlo en redes sociales?