Internacional
El proceso de selección en el gobierno de Trump prioriza la lealtad política

Los solicitantes de empleo que aspiran a unirse al nuevo gobierno del presidente estadounidense Donald Trump enfrentan un riguroso proceso de evaluación centrado en su lealtad política. Equipos de escrutinio de la Casa Blanca se despliegan en agencias gubernamentales para verificar el compromiso de los candidatos con la consigna “Hagamos grande a Estados Unidos otra vez” (MAGA, por sus siglas en inglés). Este proceso incluye un análisis detallado de sus opiniones políticas y publicaciones en redes sociales, con el objetivo de asegurar que los nuevos funcionarios estén alineados con la agenda del presidente.
Trump ha expresado en repetidas ocasiones que uno de los mayores errores de su primer mandato fue contratar a personas que no compartían su visión. Por ello, sus asistentes han implementado medidas estrictas para garantizar que solo aquellos que demuestren una lealtad inquebrantable al mandatario sean admitidos en el gobierno. Publicaciones negativas en redes sociales o cualquier indicio de desacuerdo con las políticas de Trump han sido motivo suficiente para descartar candidaturas. Además, se exige a los aspirantes que muestren un “entusiasmo” genuino por implementar la agenda presidencial, llegando incluso a preguntarles cuándo experimentaron su momento de “flechazo MAGA”.
Este enfoque ha generado preocupación entre algunos trabajadores federales, quienes cuestionan si el equipo de Trump valora más la lealtad que la capacidad profesional. Existe el temor de que este proceso esté desplazando a diplomáticos y expertos en política exterior y seguridad nacional, cuya experiencia podría ser crucial en un contexto global marcado por conflictos. Funcionarios de carrera han descrito una atmósfera de tensión y desconfianza, en la que muchos se abstienen de expresar opiniones por miedo a represalias.
El proceso de selección no se limita a nuevos candidatos, sino que también incluye a empleados federales ya establecidos. Se han implementado cuestionarios y entrevistas para evaluar su alineación con la agenda de Trump, incluso en casos de asignaciones temporales o traslados entre agencias. En el Departamento de Estado, por ejemplo, se ha reportado un ambiente sombrío, donde los funcionarios evitan discutir temas políticos o de personal por temor a ser señalados.
Los defensores de este enfoque argumentan que es esencial garantizar que todos los miembros del gobierno estén comprometidos con la misión del presidente. Steven Cheung, portavoz de la Casa Blanca, afirmó que este proceso es similar al que se aplica en el sector privado, donde se prioriza la alineación con los objetivos de la organización. Sin embargo, críticos señalan que este nivel de escrutinio podría estar excluyendo a profesionales altamente capacitados, lo que podría afectar la eficacia del gobierno en áreas críticas.
En resumen, el proceso de selección en el gobierno de Trump refleja una clara priorización de la lealtad política sobre otros criterios, lo que ha generado tanto apoyo como preocupación entre los funcionarios federales y observadores externos. Este enfoque, aunque defendido como necesario para asegurar la coherencia en la implementación de políticas, plantea interrogantes sobre su impacto a largo plazo en la capacidad del gobierno para abordar desafíos complejos.