Fito Páez ilumina el Zócalo con música y emociones inolvidables

¡Uy, qué noche tan increíble! Fito Páez, ese señor que canta tan bonito, vino al Zócalo de la Ciudad de México para dar un concierto que todos estaban esperando. ¿Sabían que antes no pudo venir porque tuvo un accidente? Pero esta vez sí llegó, y ¡vaya que lo hizo bien!

Todo empezó con una canción que se llama “El amor después del amor”. Había violines y un fondo rojo que parecía una cortina de teatro. ¡Qué bonito! La gente empezó a cantar y a bailar cuando sonó “Nadie debe, y nadie puede vivir sin amor”. ¡Eso es verdad, ¿no? Todos necesitamos amor!

Fito estaba vestido con una gabardina roja y unos lentes que siempre usa. Dijo: “¡Qué hermosura estar hoy aquí!”. Luego se sentó al piano y tocó “Tumbas de la gloria”. Esa canción es tranquila, y los adultos la disfrutaron mucho. Aunque ya no tiene el pelo largo como antes, ¡sigue moviendo la cabeza como si fuera un niño!

Después cantó “El tráfico por Katmandú” y se movía como si fuera el director de una orquesta. ¡Hasta se persignó! La gente estaba tan emocionada que Fito les preguntó: “¿Qué tal van ahí? ¡Está explotadísimo!”. Y siguió con más canciones, como “11 y 6”, que habla del amor y las calles de Buenos Aires. ¡Los mexicanos la saben cantar muy bien!

También cantó “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, que es de Mercedes Sosa, y “Dos días en la vida”. Fito dijo: “¿Qué querés que te diga, México? Las palabras sobran”. ¡Qué lindo! Al final, con “Al lado del camino” y “Brillante sobre el mío”, todos encendieron las luces de sus celulares. Parecía un mar de estrellas.

Fito agradeció a México y dijo: “Para los que creían que el rock and roll estaba muerto”. ¡Claro que no está muerto! Fue una noche mágica, llena de música, amor y recuerdos. ¡Qué ganas de que vuelva pronto!