La lucha por justicia tras un ataque insólito en las calles de Celaya

En las calles de Celaya, donde el sol ilumina con indiferencia los rincones de la ciudad, un suceso escalofriante sacudió la tranquilidad de sus habitantes. Federico Esteban “N”, un hombre de 45 años cuyo nombre quedará grabado en la memoria colectiva como sinónimo de vileza, fue capturado por la Fiscalía de Guanajuato. Su crimen: un acto de abuso sexual que desafía la razón y la decencia.

El pasado 2 de febrero de 2025, bajo la luz implacable del día, este individuo atacó a una joven en un acto que solo puede describirse como una afrenta a la humanidad. Con una osadía que estremece, mordió el glúteo de la víctima, dejando una herida no solo en su cuerpo, sino en su espíritu. La Fiscalía, en un intento por restaurar la fe en la justicia, aseguró que en Guanajuato no hay cabida para la impunidad y que la violencia contra las mujeres será castigada con todo el peso de la ley.

Sin embargo, el camino hacia la justicia no ha sido fácil. La joven, cuya valentía brilla como un faro en medio de la oscuridad, declaró a medios locales que su denuncia inicial fue rechazada bajo el argumento de que “no hubo un abuso, un robo, una violación… y no hubo un delito como tal”. Estas palabras, pronunciadas por quienes deberían protegerla, resonaron como un golpe más en su lucha por ser escuchada.

Ahora, con el imputado frente a un juez, la joven busca no solo justicia, sino también un cambio. Su voz, cargada de dolor y determinación, es un llamado a la sociedad para que ningún otro caso quede en la sombra. Este no es solo el relato de un crimen, sino el inicio de una batalla épica contra la impunidad y la indiferencia. El destino de Guanajuato, y quizás del mundo, pende de un hilo mientras la justicia decide su curso.