Nacional
Periodista agredida por autoridades mientras cubría persecución en Celaya

Ah, sí, porque nada dice “seguridad y orden” como agredir a una periodista que solo está haciendo su trabajo. En la pintoresca ciudad de Celaya, Guanajuato, un grupo de elementos de la Guardia Nacional y la Policía Municipal decidieron que su misión del día no era capturar a los presuntos asesinos de un oficial federal y un civil, sino más bien intimidar a una reportera que, oh, la ironía, estaba transmitiendo en vivo. ¿Qué mejor manera de demostrar transparencia y profesionalismo, verdad?
La periodista, perteneciente al informativo digital “Ay Dios Mío” (nombre que, por cierto, parece premonitorio), se encontraba en la carretera Celaya-Comonfort, específicamente en la comunidad de La Concepción, narrando los detalles de una persecución policial que había terminado con un saldo trágico. Pero, claro, ¿por qué dejar que la prensa informe a la ciudadanía cuando puedes empujarla, gritarle y cerrarle la puerta del coche con un golpe digno de una película de acción?
“Donde circule ese video”, le advirtieron los uniformados, como si estuvieran en una mala telenovela. ¿Qué esperaban? ¿Que la periodista borraría la transmisión y todos vivirían felices para siempre? Mientras tanto, la reportera, con una paciencia que merece un premio, intentaba explicar que era de medios. Pero, oh sorpresa, los agentes no parecían muy interesados en escuchar. “¡Retírate!”, “¡lárgate!”, le gritaban, como si estuvieran en una competencia de quién puede ser más intimidante.
Y no contentos con eso, decidieron cerrar la puerta del coche con tanta fuerza que hasta el vehículo debió pensar: “¿En serio? ¿Esto es necesario?”. El conductor, valiente pero probablemente confundido, intentó explicar que eran prensa, pero los agentes, en su infinita sabiduría, optaron por ignorarlo. Porque, claro, ¿para qué dialogar cuando puedes gritar y golpear cosas?
En resumen, mientras las autoridades deberían estar enfocadas en resolver un crimen grave, decidieron que su prioridad era amedrentar a una periodista. Porque, ¿qué mejor manera de demostrar que estás haciendo tu trabajo que atacando a quien lo documenta? Bravo, señores, bravo.