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Reflexiones sobre los aranceles y la importancia de mantener la calma

Queridos míos, hoy les quiero compartir una reflexión que me ha dejado pensando, como cuando uno se sienta a tomar un té caliente en una tarde tranquila y deja que los pensamientos fluyan con calma. Resulta que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió imponer unos aranceles del 25% a los productos que vienen de México y Canadá. Ya saben, esos impuestos que a veces complican las cosas más de lo necesario.
El señor Ricardo Salinas Pliego, un empresario mexicano muy conocido, no se quedó callado y expresó su descontento en sus redes sociales. Con palabras firmes, pero también con un tono que invita a pensar, criticó la medida de Trump, diciendo que no solo afecta a México, sino también a los propios estadounidenses. Y es que, queridos, a veces las decisiones apresuradas pueden tener consecuencias que no se ven de inmediato, como cuando uno siembra una semilla sin pensar en el tipo de tierra que necesita.
Salinas Pliego mencionó que el argumento de Trump sobre el fentanilo no tiene mucho sentido, pues ese es un problema que debe resolverse dentro de Estados Unidos, no echándole la culpa a otros. Además, recordó que esta medida va en contra del T-MEC, ese tratado comercial que tanto costó construir entre México, Estados Unidos y Canadá. Y ya saben, cuando uno rompe un acuerdo, es como romper un plato: aunque lo peguen, siempre queda la marca.
Pero no todo es crítica, queridos. Salinas Pliego también advirtió a los líderes mexicanos sobre no caer en el juego de imponer más impuestos, porque al final, quienes más sufren son los más pobres. Es como cuando uno se enoja y responde con más enojo: al final, todos terminamos con el corazón apretado.
Las reacciones no se hicieron esperar. El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, anunció aranceles de represalia, y Salinas Pliego también tuvo palabras para él, aunque quizás un poco fuertes. Pero, ya saben, a veces el enojo nos hace decir cosas que luego pensamos dos veces.
Lo importante, queridos míos, es recordar que en momentos como estos, la paciencia y la sabiduría son nuestras mejores aliadas. No se trata de responder con la misma moneda, sino de buscar soluciones que beneficien a todos, como cuando uno arregla un problema en familia: con calma, diálogo y mucho cariño.
Así que, mientras tomamos nuestro té o café, pensemos en cómo podemos construir puentes en lugar de muros. Porque al final, la vida es más sencilla cuando actuamos con el corazón y la mente en equilibrio. Un abrazo grande para todos.