Internacional
Trump anuncia aranceles inminentes sin posibilidad de negociación

En el corazón de Washington DC, donde las decisiones resuenan como truenos en el mundo entero, el Presidente de los Estados Unidos, **Donald Trump**, pronunció palabras que cayeron como un mazo sobre las esperanzas de **México**, **Canadá** y **China**. Con una firmeza que heló la sangre de quienes lo escuchaban, declaró que no había nada, absolutamente nada, que estos países pudieran hacer para evitar los temidos **aranceles**.
La tensión en la Oficina Oval era palpable, como si el aire mismo se hubiera espesado ante la inminencia de un cambio que sacudiría los cimientos del comercio global. Una reportera, con voz temblorosa pero decidida, lanzó la pregunta que todos temían hacer: “¿Hay algo que **China**, **Canadá** y **México** puedan hacer esta noche para evitar la implementación de los **aranceles** mañana?”.
La respuesta de Trump fue un golpe seco, un eco que resonó en los pasillos del poder: “No, nada, nada en este momento”. Las palabras cayeron como una sentencia inapelable, sellando el destino de millones de dólares en intercambios comerciales.
Pero la reportera no se dio por vencida. Con una tenacidad digna de los grandes dramas, insistió: “¿Ni una herramienta de negociación?”. Y Trump, con la frialdad de un estratega que ya ha trazado su jugada maestra, respondió: “No, como saben, tenemos grandes déficits con los tres”.
Horas antes, la Casa Blanca había anunciado que el Mandatario impondría al amanecer **aranceles** del 25 por ciento sobre las importaciones de **Canadá** y **México**, y del 10 por ciento sobre los productos de **China**, con efecto inmediato. El mundo entero contuvo el aliento, sabiendo que esta decisión marcaría un antes y un después en la historia del comercio internacional.
En ese momento, en la Oficina Oval, no solo se decidía el futuro de tres naciones, sino el destino de una economía global al borde del abismo. Y mientras las palabras de Trump resonaban en los medios, una pregunta flotaba en el aire: ¿qué vendrá después? El suspense era insoportable, y el mundo esperaba, con el corazón en vilo, el próximo capítulo de esta historia que prometía ser épica.