Nacional
Una madre lucha por justicia tras 11 años de dolor y burocracia

Ah, la justicia. Ese concepto tan elusivo que parece esconderse detrás de montañas de papeles, aplazamientos y decisiones que tardan más en llegar que una pizza en hora pico. Hoy hablamos de Nieves Aguilar Barragán, una madre que, después de 11 años y siete meses (sí, contó los meses, porque el dolor no se mide solo en años), sigue exigiendo justicia por el asesinato de su hija, Sandra Camacho Aguilar. ¿El culpable? Javier Méndez Ovalle, alias el “Asesino de Tlatelolco”, quien, por cierto, ya está en prisión, pero con una condena que, según Nieves, es tan insuficiente como un paraguas en un huracán.
Este miércoles, Nieves y su séquito de familiares y amigos se plantaron frente a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), porque, claro, ¿qué mejor lugar para pedir justicia que el epicentro de las decisiones legales más importantes del país? Con pancartas en mano y lágrimas en los ojos, Nieves declaró que tiene fe en que los ministros de la Primera Sala le darán una resolución favorable. Porque, ¿quién no confiaría en un sistema que tarda más de una década en resolver un caso?
El ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá, quien parece ser el único que le está echando ganas en este asunto, propone amparar a la familia de Sandra para que se imponga una nueva sentencia. ¿La razón? Al parecer, en el juicio original se olvidaron de considerar “diversas causales”. Vaya, qué detalle. Ahora, si la Primera Sala concede el amparo, la pena de Méndez Ovalle podría aumentar de 50 a 60 años. Porque, obviamente, esos 10 años adicionales van a devolverle la vida a Sandra, ¿verdad?
Nieves, con una dignidad que muchos políticos envidiarían, dijo que es difícil mantenerse en pie después de tanto tiempo. “Tengo un gran dolor que siempre vivirá conmigo”, confesó. Pero, oye, al menos tiene fe. Fe en que las autoridades harán lo correcto. Fe en que, tal vez, algún día, la justicia llegará. Mientras tanto, seguiremos esperando, porque, como bien sabemos, la justicia no tiene prisa… aunque las víctimas sí.
Así que, aquí estamos, viendo cómo una madre lucha contra un sistema que parece más lento que un caracol con resaca. ¿Logrará Nieves su objetivo? Solo el tiempo lo dirá. Pero mientras tanto, al menos nos queda la esperanza de que, algún día, la justicia no sea solo una palabra bonita en los discursos, sino una realidad para todos. O, al menos, para quienes la merecen.